Dreamworks quiere sorprendernos con una aventura a lo "Cars" o más actual "Aviones". Y es que las películas de dibujos animados, claramente enfocadas a un público infantil se hacen para todos los públicos cuando ponen de moda un deporte tan familiar como las carreras. El equívoco está servido: un caracol veloz.
Dreamworks está acostumbrado a competir con un gigante de la animación como es Disney-Pixar. Y diríamos que les están comiendo terreno a pasos agigantados. 27 películas llevan estrenadas en los últimos años y tienen 10 nuevos proyectos que van a venir. Quizá el gran acierto de películas como ésta es enfocarla a todos los públicos. El debutante David Soren dirige la película desde el tópico más absoluto, que crea desde el inicio: ¿por qué un caracol, una de las especies más lentas del planeta, no puede competir en el circuito de las 500 millas de Indianápolis?
Veamos y analicemos punto por punto lo más destacable de la película:
- FÁBULA. Como toda buena película de dibujos animados, tenemos una moraleja que encuadra la película. La moraleja de esta película es por qué no podemos conseguir nuestros sueños si, aparentemente, somos pequeños e insignificantes. Félix María de Samaniego, ya extrayéndola del griego Esopo, habla sobre la tortuga y la liebre, que compiten en una carrera y que "Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás. También de esto debemos aprender que la pereza y el exceso de confianza pueden hacernos no alcanzar nuestros objetivos". Que una película de dibujos explore la amistad para conseguir los objetivos es otro tópico que aparece en esta película. Sin unos amigos que te apoyen y te alienten tampoco conseguirás lo que te propones.
- TEMA DE LAS CARRERAS. Esta película está salpicada de tópicos. Muchos la considerarán original, yo la considero muy recurrente. Ya desde Cars, o la posterior secuela de aviones, exploran el tema de las carreras. Es obvio que, en este caso, lo más vibrante de la película es el final. El inicio y el nudo son flojos de guión y de escenas algo aburridas para ser una película de dibujos animados. El mundo del caracol ya es de por sí anodino para que salpique más de la mitad de la película contándonoslo. A partir de cierto momento, la película se hace vibrante y divertida, y quizá eso la salva de la quema.
- PUBLICIDAD. Esta película suena a mercadeo global. Y me refiero con esa palabra, porque huele a marketing por todos los flancos. No me extrañaría nada ver a todos los personajes de la película hechos figuritas de cadenas como Mc Donals o Burguer King, y tampoco me extrañaría que viéramos mochilas, camisetas, bufandas y demás objetos que por el hecho de tener la publicidad oficial de la película, cuesten una pasta. Es de esas películas que se hacen para pasar el rato, y hacer caja con elementos publicitarios de fuera.
- GUIÓN. Si en algo no destaca la película es el guión. Me parece flojo y que hace aguas por muchos lugares. Es increíble que un caracol caiga en un motor a propulsión en una carrera ilegal y que al contacto con la gasolina o vete tú a saber qué elementos del motor, se convierta en un coche de carreras. Tampoco entiendo el guión de los gasterópodos: me parece frío y lineal. A partir de la asunción de la carrera de las 500 millas de Indianápolis, comienza a hacerse interesante la película, por los gráficos, por el desarrollo a toda velocidad de la carrera y por el interés que puede suscitar. Si algo salvo del guión, es el paralelismo que se establece entre los dos hermanos vendedores de tacos mexicanos (una suerte de desheredados) y los dos caracoles. Quizá es lo más conseguido del guión, aunque también manido.
- SENSACIÓN DE DEJA-VU. Cuando ves esta película, vienen a tu mente recuerdos de otras películas más antiguas. El propio director, David Soren, habla de la película "El relevo" de Peter Yates, en la que varios niños supeditan su éxito y felicidad a una carrera de bicicletas. Pero ahí no acaba el asunto; podemos ver intencionadas referencias a películas como la saga "The fast and the furious" (Rob Cohen, 2001) o la saga de "Rocky" (John G. Avildsen, 1976) o "Karate Kid" (John G. Avildsen, 1984). Son películas que nos recuerdan en parte a esta aventura de gasterópodos corredores.
- DOBLADORES DE LUJO. Como en muchas películas de animación, se utilizan actores que mueven masas en Hollywood. Samuel L. Jackson o Ryan Reynolds son dos de los componentes de un elenco de actores dobladores que en la versión inglesa darán cohesión al conjunto.
Película de animación para todos los públicos, con gancho infantil, que nos hará pasar un buen rato. Temas recurrentes, buenos dobladores y una animación vibrante exploran el mundo de la velocidad desde la óptica y el equívoco de un caracol hecho corredor de carreras. Además, detalles como la asunción de los móviles y tecnologías varias para darle a este molusco una suerte de idealización global nos hacen encuadrar la película en el mundo y en la vida que estamos viviendo. ¿No resulta curioso que el ganador de las carreras, contra quien compite Turbo, se parezca un poquito a nuestro Fernando Alonso?
Por tanto, lo mejor de la película está en la animación: no sólo no es correcta sino que sobresale de otras películas del género. Lo peor de la película el guión, me parece infantil y poco inteligente. La idea del guión se salva porque, si bien hay demasiados temas recurrentes, con gran maestría lo cocinan para nosotros: un caracol corredor, gran equívoco de la película, nos personifica un mundo real, con la metáfora de que conseguiremos nuestros sueños si los deseamos con gran intensidad.
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