domingo, 7 de abril de 2013

LA NIÑA DE TUS OJOS

Película de género cómico y enredo donde las hayas, esta película, ganadora de siete Goyas, de Fernando Trueba, de 1998 supuso uno de los éxitos más notables de su carrera, y la  consagración europea de Penélope Cruz. Hoy analizaremos una película, considerada por muchos como una "españolada" pero que bebe sus fuentes de películas clásicas como "Carmen, la de Triana" y "Andalusische Nachte" (1938), rodadas en los míticos escenarios de la UFA alemana. En 2016, se estrenará la segunda parte de esta exitosa película, llamada "La Reina de España".



Fernando Trueba tuvo una idea genial al ver las películas de la gran Imperio Argentina "Carmen la de Triana", de Florián Rey (1938) y su gemela Andalusische Nachte (también de 1938), en las que el equipo español encabezado por Florián Rey, que ya tenía un idilio con Imperio Argentina, marcharon a Alemania a grabar a los míticos escenarios de la UFA del ministro alemán Goebbels, bajo la sombra nazi. Podría considerarse un homenaje a dichos actores, dichos directores, en definitiva, dicho cine de dicha época.

En palabras del propio director, observando el revuelo de la folclórica, ante lo que podría ser una película basada en su vida:

He expresado en reiteradas ocasiones que la película toma como punto de partida el hecho histórico del rodaje de siete películas en doble versión, española y alemana, en el Berlín nazi gracias a la colaboración de este Gobierno con el bando franquista en plena guerra española". "Los sucesos que la película narra", añade, "pertenecen a la  más pura ficción. En ella no se retrata la vida de nadie".



Evidentemente, el director Blasco Ontiveros (Antonio Resines) también tiene un idilio con la protagonista de la cinta, Macarena Granada (Penélope Cruz). Digamos que el punto de partida para el director Trueba y los guionistas viene por la realidad, estableciéndose un suculento paralelismo que hizo poner el grito en el cielo a la retirada Imperio Argentina, puesto que el papel en el que se podría ver reflejada no sale bien parado, por considerarlo poco serio.

Sin embargo, idearon una disparatada comedia, al más puro estilo español, en un reparto coral, que nada tendría de envidiar a las grandes superproducciones hollywoodienses, "denostadas" en la película (y por otra parte, lógicamente, en aras de imponer un cine alemán en los estudios de la UFA).


Me vienen a la retina recuerdos de obras como Belle Epoque (1992) también de Fernando Trueba, que le valió un óscar a la mejor dirección, o también "La Comunidad" (2000) de Álex de la Iglesia. Indudablemente, las películas con un elenco tan rico y tan surtidas de caras conocidas, supone un éxito y un espaldarazo de estas comedias ligeras, pero con un trasfondo indudable del sentir español. Siento lástima que estas películas no las ideara un estadounidense, sino serían películas de culto mundiales. Pero situándonos en un plano más modesto, no es que Trueba sea mi director favorito, pero sí es un muy buen director.

Ayudado de un equipo técnico espectacular, los buenos planos fotográficos, la figuración, el vestuario, el maquillaje (premiados con sendos Goyas)... ésos, junto a Trueba, hacen de esta película una delicia: y todo gira entorno de Penélope Cruz, que se se luce, otrora en una película en la que está convincente, y mira que se la ha denostado en este país a la muchacha por ir a hacer las Américas como antiguamente tantas y tantas estrellas.

Esta cuadrilla de actores de primer nivel: Rosa María Sardá (no sólo convincente, sino sobresaliente), Neus Asensi, Jesús Bonilla, Jorge Sanz, Santiago Segura y Loles León hacen la película más creíble si cabe. No entraré en el discurso manido del metacine (o lo que es lo mismo, una película que habla del cine, porque sino disertaríamos sobre temas que no vienen al caso).

Escenas del recueso del metacine con dos escenas simétricas, una en español y la otra en alemán, en clara referencia a esas películas del cine español que se hicieron en los míticos estudios UFA alemanes.


El recurso del metacine está perenne en esta obra y forma parte de la misma intrínsecamente. Sin embargo, me resultan más interesantes anécdotas en boca de los personajes que encuadran sociológicamente el discurso:
  • El carácter español está muy bien representado: y es que donde haya un español está la fiesta garantizada. Desde un guiso de lentejas (en la fatídica noche de los cuchillos largos y esa política de acoso a las minorías), hasta una paella de ciervo, en la que los españoles y su carácter fraternal ayudan a comer a los extras judíos. Rosa María Sardá, el alma mater de la película, dice ante una de las peleas entre Penélope Cruz y Neus Asensi: "De estas cosas veréis si en esta casa os quedáis: lo menos seis por semana" (Zorrilla).
  • El sexo en la época en ambientes cinematográficos está reflejado por medio de escenas graciosas: desde el "todos con todos" en que Neus Asensi acaba con Jorge Sanz cuando empieza con Jesús Bonilla. Jesús Bonilla acabando en el cuarto de Rosa María Sardá. Y habría que ilustrarlo con la deliciosa frase de Neus Asensi: "Los hombres son como los melones, yo no opino hasta haberlos catado".
  • Se habla del cine de la época descarnadamente. Rosa María Sardá habla de los míticos estudios Omnium en Bravo Murillo refiriéndose a ellos como "nido de ratas". En este caso, contraponiendo la España devastada de la guerra con la Alemania nazi habría que explorar la UFA para observar, según la boca de los personajes, "que era un prostíbulo al servicio de Goebbels".
  • La mezcla de política y cine. Evidentemente, nos encontramos ante un sentido global del término. Muchos de los personajes se declaran abierta o secretamente de izquierdas. Pero ante el Régimen político "todos estamos con Franco" (con una cierta ironía de la señora Rosa Rosales -Rosa María Sardá). Y es que si no había adhesión al Régimen, no había película.
  • El tema de la bebida, tratado por Rosa María Sardá categóricamente: "Hay que castigar el cuerpo, para que el alma se eleve" o "Yo no como entre bebidas",  en el sentido de un alma devastada, que podría hacer obras de peso, pero que nadie la contrata dándole papeles protagonistas a chiquillas que están empezando.
Esta obra no tiene desperdicio. Los personajes tienen una evolución que deja entrever muchos matices. Pondré el ejemplo de Jorge Sanz. Es el perfecto conquistador, el que abre la bragueta ante quien haga falta -por supuesto, mujeres-. También hay una adhesión al régimen, quizá es el único personaje que hace abierta apología del franquismo, aunque luego acabe mascullado en un campo de exterminio, quizá por justicia divina, para purgar los pecados presentes y pasados.


Me encanta la llegada de los personajes a los estudios de la UFA. Me recuerda al bueno de Martínez Soria en la llegada a la gran ciudad, con sus gallinas y sus cestos en "La ciudad no es para mí" (1966) de Pedro Lazaga. Además, en esas primeras escenas, se produce la clarísima ironía que estará latente, con cierta mala leche, en la película: el cojo de Goebbels se encapricha de Macarena, la moto que se cae cuando echan marcha atrás, humanizando un discurso altanero y pasado de moda, visto en las primeras escenas cuando el ministro de propaganda -y cine-, vuelve a rehacer un discurso porque había una mosca que le fastidiaba su oratoria.

La escena de la cena con Goebbels de Macarena Granada es ilustrativa de este sentido recalcitrante de la realidad. En el momento en que bailan, se le rompe el tacón y abandona la cena coja, como el ministro de propaganda. Quizá ese sentido de dignidad, gracia y salero contrasta con el sentido recto e inamovible. El "no pasarán" hace vernos que por mucho que se intente imponer, la lucha y la ilusión triunfan sobre toda imposición.


Por último, en ese metacine del que estábamos hablando, el final de la película hace un claro homenaje a Casablanca (1942), Michael Curtiz. Es evidente que ese final de película, que podrían considerar algunos manidos, en el que el protagonista se sacrifica y se queda en un mundo lleno de peligros por salvar a las personas que van con él podría extrapolarse al personaje de Blasco Ontiveros, que sufre la evolución más interesante de la película: desde la defensa a ultranza en acabar la película, hasta el acto valeroso, humanitario y generoso de quedarse a dar explicaciones -y desenvolver el entuerto-, después de haber salvado a todos los componentes de la película.


Por tanto, resumiendo esta película, nos encontraremos con un gran guión, y una muy buena elección de actores, todos de primera talla, que hacen un conjunto cohesionado y espléndido, dándole fuerza, credibilidad, cercanía e intensidad a esta película. No me gusta citar comentarios de otros críticos para dar su opinión sobre la película. Pero sí me resulta ilustrativo el comentario de Gregorio Maestro para Diario 16.

Trabajar lo máximo posible el guión y no equivocarse en el reparto. Éstas son las dos claves que apunta el director de cine Fernando Rodríguez Trueba... Y las ha cumplido con creces a juzgar por el resultado conseguido en "La niña de tus ojos", un largometraje de sabor amargo contado con humor, para que duela menos esa parte de nuestra historia que no nos gusta recordar y que tiene mucho que ver con la España goyesca y grotesca que retrata con tan escasa minuciosidad como inmensa audacia.
Habría que hacerse eco de una de las críticas a "La Aldea Maldita" (1929) de Florián Rey, aparecida posteriormente, que quizá habría que reproducir porque puede resumir la esencia de esta película, hecha por Juan Piqueras, en la revista Popular Film, el 27 de marzo de 1930. Sirva como homenaje a aquellos maravillosos años en los que el cine no jugaba con tanta superproducción:

No hay que perseguir lo falso agradable. Hay que dar lo auténtico por muy desagradable que parezca.





No hay comentarios:

Publicar un comentario