Cuando una buena idea, tiene un buen guión y una dirección suficiente "por los pelos". Mamá es una producción hispano-canadiense dirigida por Andrés Muschietti, que ha llegado a los cines españoles el 18 de enero de 2013.
Esta producción de Guillermo del Toro tiene inevitablemente su sello, el de casi todas sus películas: una cuidada fotografía, un interesante maquillaje y una historia sobrenatural tratada con cierta juventud y frescura.
Me quedaré con la espectacular gesticulación de Javier Botet, que interpreta con sus gestos y movimientos al personaje fantasmal de Mamá. Me resulta, al igual que en la trilogía de El señor de los Anillos -Andy Serkis, que deslumbró con su interpretación de Gollum-. El personaje de Mamá tiene instintos y movimientos animales, su extremada delgadez y sus movimientos en ocasiones antinaturales -de eso se encarga el cine-, no hace más que deslumbrar a neófitos en el tema de la postproducción como cualquier espectador que se enfrente a Mamá. Un filón interesante debería ser verlo en más producciones.
Los actores me resultan chocantes: aparecen interesantes personajes no conocidos en la gran pantalla por ser canadienses en su mayoría. Aunque las dos niñas y sus movimientos animales, que se asemejan a monos, arañas, etc... nos dejan boquiabiertos.
Como toda película que se precie de los hermanos Del Toro, como No tengas miedo a la oscuridad, la historia tiene tintes de cuento, quizá de los hermanos Grimm, quizá de Perrault, y podríamos tener en cualquiera de los hermanos como los nuevos contadores de cuentos del siglo XXI. Pero quizá como Edgar Allan Poe, el gran contador de cuentos de terror, y que decía que "todas las obras de arte deben empezar... por el final", esta obra es un canto a ese mundo de fantasía que nuestros abuelos nos leían de pequeños. Ahora bien el final nos deja un sabor de boca extraño, corto, descarnado... cualquiera que tenga ilusión por ver una película de cine centrada y concreta verán un final demasiado plano para tanta tensión.
En ella, un fantasma perdido en el bosque desde principios del siglo XIX localiza a dos niñas pequeñas y las cría a su manera. Estamos hablando del instinto animal y maternal que todo el mundo tenemos. En ocasiones, criar a dos niñas con cerezas, hacerlas prácticamente animales y convertirse en un espíritu maternal y fantasmal a la vez nos hacen darnos cuenta de la maternidad como tema universal. Esta película deberían ponerla en todos los institutos el día de la mujer.
Por otro lado, me encanta el tema de la doble visión, con o sin gafas. El personaje de Victoria, la niña que por su socialización tiene referencias de la vida civilizada y humana, sólo puede verla sin gafas, de forma borrosa. Se crea una segunda realidad que se desarrolla en toda la película y que tiene sus cotas más importantes en la escena final del acantilado, en la que como todas las películas de la familia Del Toro lo sobrenatural debe cobrarse una vida. Melbille, el célebre escritor de Moby Dick, decía que "aunque en muchos de sus aspectos, este mundo visible parece formado en amor, las esferas invisibles se formaron en terror". Evidentemente, escenas como la maternidad de Anabel, que puede ser la que se encuentra en el mundo visible, tiene su clara resonancia en ese amor animal, cercano a la locura, del espectro "Mamá", centrado en ese mundo invisible.
Esa doble visión, la real y la sobrenatural, la civilización y lo paranormal, se dan la mano en personajes duales como las dos hermanas, como la madre real -Anabel- y la irreal -Mamá-. Y aparecen entrelazadas, como los sustos y situaciones de tensión que aparecen en toda la película, haciendo las delicias de los más miedosos.
El personaje del tío de las niñas, víctimas de un padre que asesina a la madre, a varios socios y quiere hacerlo después con las niñas, me resulta el más plano de la composición. Es un personaje que debe estar de relleno, que se ve poco interesante, que descuadra la composición, que necesitaría algo más de profundidad y que aparece para darle el contrapunto a la rockera Anabel y que resulta la gran beneficiada de este personaje plano. Creo que en el guión se ofrece la visión completa del personaje de Anabel gracias al detrimento de Nicolaj Coster-Waldau que, o mucho me equivoco, o hacía de los dos personajes, el mal padre y el tío bondadoso que quiere a las pequeñas.
Lo mejor de esta película es la caja. Llevar el sello "del Toro" es una garantía de éxito, y por lo que lleva recaudado sólo nos espera encajar que cualquier historia de cuento, con esa mezcla de misterio y terror propia del siglo XIX, con una técnica narrativa de un director novel con una gran idea en la cabeza y que con el tiempo nos sorprenderá, habrá que esperar a ver "Pacific Rim", en la que Guillermo del Toro vuelve a las grandes pantallas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario