jueves, 17 de octubre de 2013

LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI

De todas las películas de Álex de la Iglesia, esto supone una ruptura con el academicismo anterior y la vuelta a los orígenes. Gamberrismo, originalidad y un cierto toque surrealista hacen de "Las brujas de Zugarramurdi" un interesante estreno de este año 2013, y una vuelta a la pantalla grande de una de las más interesantes actrices españolas, Carmen Maura. 


Desde "Acción Mutante" (1993), pasando por "El Día de la Bestia" (1995) y finalizando por "La Comunidad" (1998), "Las Brujas de Zugarramurdi" (2013), dirigidas todas ellas por Álex de la Iglesia supone una vuelta a los orígenes. Ese sello personal inserto en todas sus obras entronca con ese cine de serie B de sus inicios, con cierto toque magnético y gran anclaje en unos diálogos y situaciones imposibles.


  • ORIGINALIDAD: Desde el inicio disparatado en la Puerta del Sol, con dos de los actores que han despertado las furias quinceañeras (Mario Casas y Hugo Silva) disfrazados de hombres pedigüeños disfrazados de Jesucristo y de soldado, con una original contraposición de religión y guerra, haciendo clara alusión a un fanatismo "sui generis"; hasta por el inicio desternillante con Terele Pávez y Carmen Maura alrededor del caldero, no explicándose en sus vaticinios el significado de la esponja, que luego veremos caracterizado como "Bob Esponja". Esta película está cuajada de interesantes gags y situaciones imposibles, salpimentadas por una originalidad que ayuda a anclar la película en todos sus extremos y llevan al disfrute personal. Los 30 primeros minutos de la película me parecen de los más originales del cine español, y deben ocupar por derecho un buen lugar pasados unos años.

  • INCERTIDUMBRE: Pocas veces en una película no sabes cómo va a terminar. En unos diálogos y escenas bien construidos, se nos relata un cuento en el que por arte de birlibirloque ocurre lo que no esperas que ocurra y da un giro hacia detrás y hacia delante hallándonos en la magia del cine. Ese gusto por la incertidumbre y la sorpresa es un recurso bien utilizado por este director en otros filmes suyos. De ahí que uno de los rasgos que pueden hacer perpetuar su cine y su vuelta a los orígenes tenga en este efecto sorpresa su máxima expresión. Quizá es hora de preguntarse si ese giro de tuerca no estará emparentado con la utilización de un soberbio Santiago Segura en papel femenino, haciendo un guiño a "El Día de la Bestia". Echo de menos un papel religioso, un cura, para terminar de rematar la faena.
  • EXCESO: Quizá es algo que no ayuda a la película. Esa sensación de horror vacui sumada a los excesos de postproducción, a ese gusto por alambicar la película empalaga. La asunción lineal no va con Álex de la Iglesia: pero ese gusto por el exceso, que quizá podamos unir a la incertidumbre no facilita el visionado. Los más neófitos en el cine verán en este exceso un gusto por la superproducción que termina de rematar la buenísima idea de guión.
  • HUMOR NEGRO: Esos giros imposibles, esos diálogos despotricantes al más puro estilo Mihura tienen un componente existencial recalcitrante. Unir a Mihura y a Sartre en diálogos cargados de malicia, de "mala leche" ayudan a sobrellevar la vida de mejor forma. Ese mecanismo de proyección tiene su exponente más claro en esa disparatada cena de brujas en la que se ve excesos de todo tipo, desde el canibalismo, hasta la absurdez más extrema. Ese gusto por la coprofagia raya el absurdo más extremo. También diálogos sinsentido, como los realizados magistralmente en el coche o ladinos intentos de meterse al espectador en el bolsillo con giros imposibles al diálogo hacen de esta película una de los exponentes más claros de absurdez y genialidad: todo en su justa medida.

  • ACTORES: Si en algo podemos destacar las películas de Álex de la Iglesia es lo bien rodeado que está en todas ellas. La inconmesurable Terele Pávez, los más que correctos Mario Casas en su papel de cani y Hugo Silva, la muy notable Carmen Maura, los entrañables Santiago Segura y Carlos Areces, etc... Uno de los rasgos de las películas de este director español son las actuaciones corales. Ninguno sobresale, sí todos. Las deficiencias de uno las solventa el otro. Sales del cine teniendo la sensación que el grupo de actores ha hecho bien su trabajo. Y en películas como "La Comunidad" (1998) ya vemos este efecto, muy bien logrado en esta película.

  • ¿EPÍLOGO TRANSGRESOR? Toda película que se precie debe llevar unos cánones clásicos: el plantemiento, el nudo y el desenlace. En este caso, los tres puntos están muy bien logrados. Sobran los dos últimos minutos de rodaje. En un primer momento piensas que deja el final abierto para una segunda parte, pero por otro lado, el clímax no lo consigue; no resulta ilusionante ver una función de colegio, como un metateatro dentro del cine que nos intenta terminar de brindar una especie de vodevil. Según mi opinión, el epílogo rompe la estructura narrativa: las malas deberían perecer y los buenos triunfar, y al final resulta que los buenos y los malos comparten representación de magia en un colegio. 

En general, es de esas películas que uno puede ver sin cansarse. Acción, humor negro, incertidumbre, transgresión y genialidad se reúnen en esta película, uno de los mejores estrenos de 2013. El tiempo dirá si nuestro director sigue explotando esta interesante vuelta a los orígenes o si, cual estilo artístico se trate, vuelve al academicismo imperante en sus anteriores películas.


Quedémonos con ese rincón mágico con resonancias esotéricas que son Las Cuevas de Zugarramurdi y disfrutemos de esta película sin más pretensiones. 

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